martes, 2 de febrero de 2016

Formar personas capaces de rescatar al hermano

Es necesario a veces pararse y quedarse quieto, en silencio. Apagar la tele, la radio y dejar el teclado y todas sus búsquedas para otro momento. No creo que estos trabajos nos ayuden precisamente a crecer como personas ni a meternos dentro y saber qué nos pasa y cómo nos preocupan las cosas que nos pasan. Porque, que haya problemas en el mundo es algo que también nos pasa. Aunque no nos enteremos. Que unos niños no puedan disfrutar de la vida y ni tan siquiera puedan vivirla con dignidad, es algo que me pasa a mí y te pasa a ti.

Por eso es necesario el SILENCIO INTERIOR. Y me pregunto a mí misma, educadora... ¿Educo para formar personas o educo para enseñarles a sobrevivir y ser el mejor formado en este mundo, a veces tan cruel, insolidario y dañino? ¿Para qué me sirve la educación si no es para formar a un SER COMPLETO, un ser con valores, con mirada más allá de sus narices, un ser que ama la vida, la naturaleza y precisamente porque la ama, también le duele cuando se le hace daño? En mis planes de educar no está el enseñar esas fotos de niños sirios muertos en el mar o a las orillas de las playas. Porque esas fotos generan que se despierte la sensibilidad y parezca que ya he despertado mi solidaridad y mi humanidad. No, eso no me vale, porque eso despierta por un rato y luego vuelve a dormir hasta otra nueva ocasión. Lo que quiero es despertar sus personas, que se enteren lo que viven, que sientan el dolor y la alegría que forma parte de sus vidas, que lloren y rían. Despertarles a ellos para que vivan la vida y se enteren de que la viven. Ahí hay mucho trabajo de interioridad y de acompañarles en estos caminos. Pero UNA VEZ SE ENTEREN Y DESPIERTEN, seguramente SE LEVANTARÁN ante tantos hechos dolorosos que les hacen daño como personas.

Ayudémosles. A veces trabajamos con ellos como si fueran personas ya formadas que tienen la capacidad de entenderlo todo. Pero ellos están aprendiendo a través de lo que viven ya, que no es poco. Que para entender a otros lo primero es entenderse a sí mismos y solo de esta forma podrán entender este mundo, aceptarlo, acogerlo y amarlo. Creo en una educación en la que FORMAMOS PERSONAS Y ESTO HACE POSIBLE SENTIR AL OTRO COMO HERMANO, COMO COMPAÑERO DE JUEGO, Y TRANSFORMAR EL MUNDO EN UN MUNDO MEJOR.