Cuando uno llega a un campo de
refugiados descubre que, entre otras muchas cosas, que la gestión del tiempo no
siempre es fácil. Son horas, días, meses e incluso años de espera con la
incertidumbre de encontrarse sin billete y sin destino.
Sin embargo, los niños presentes en los campos son
intuitivos en sembrar esperanza en el día a día. En medio de la nada, son
capaces de CREAR, de jugar…
Siempre he tratado de fotografiar esos juegos en
ocasiones improvisados y realizados con material de desecho. Acompaño algunas
fotos para que sirvan de inspiración.
Una posibilidad de sintonizar es proponer a los
alumnos crear nuevos juegos o rescatar juegos olvidados y compartirlos con
otros niños con el fin de romper barreras y unir corazones.
Siro López
@sirocreativo