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miércoles, 17 de febrero de 2016

Desde las tripas...


“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo". Eduardo Galeano
Fue hace mucho tiempo… Más de veinte años… Tres chicas de pueblo cogían un avión para viajar a  un país lejano con la intención de ayudar a sus gentes. El país acababa de firmar los acuerdos de paz y había mucho que        hacer. 
Del viaje en avión poco recuerdo. Del traslado del aeropuerto a la casa donde unas amigas nos recibieron solo mantengo viva la emoción que me provocó el contacto con el aire cálido y húmedo del trópico golpeando mis mejillas en la oscuridad.

Tras una breve estancia en la ciudad, pronto nos trasladamos a una pequeña comunidad levantada en medio de una zona totalmente despoblada y desforestada. Las paredes de las chabolas en las vivían los aldeanos solo tenían nueve filas de bloque y en ellas se sostenían unos travesaños metálicos sobre las que unas chapas hacían de tejado. Aquel poblado, aquellas casas y aquella gente fueron nuestro hogar durante casi cuatro años. 

Cuanta hospitalidad se reflejaba en la siempre repetida frase de recibimiento “pase y tome asiento” con la que ofrecían al visitante el mejor lugar de la casa, una hamaca que, colgada de punta a punta, atravesaba la estancia central.  La vida de un refugiado da para muchas historias y aquella gente humilde compartía con gusto sus andanzas que aderezaban con los mejores manjares de la casa: un poco de arroz, algún tamal, un café caliente…

Aquellas conversaciones bajo la tenue luz del candil en las noches me marcaron de por vida. Conocer de primera mano las vivencias  de quien en pocos años tiene que reconstruir tres o cuatro veces un hogar para luego volver a abandonarlo, es una experiencia que mueve muchas cosas. Las historias de aquellos adultos y también la de aquellos niños que se vieron arrastrados al viaje eran escalofriantes.  Salir corriendo de casa con lo puesto y rodeados de oscuridad, escapar de las bombas que estallan alrededor sin tener la certeza de que la próxima no caerá encima,  tragar los gritos, los llantos, los miedos, convivir con la angustia de que la luz te puede delatar…

Los relatos que empezaban con la guerra tenían su siguiente capítulo en el campo de refugiados, un lugar donde la privacidad era solo un deseo maltrecho y en el que incluso las visitas al baño se realizaban con escolta, sufriendo muchas veces los abusos de aquellos cuya misión era la de protección. La incertidumbre con la que aprendieron a vivir en aquellos momentos dejó mella en niños y mayores que no sabían si el regreso a casa estaba próximo o si el exilio iba a durar largo tiempo y los convirtió en seres sin futuro, personas que, aún muchos años después, eran incapaces de planear algo que hacer en el futuro.

A pesar de todo, aquellos agricultores, oficialmente convertidos en refugiados lograron ponerse de acuerdo sobre el siguiente paso a dar y viajaron a un país en el que construyeron un poblado en medio de una selva, a orillas de un lago. Los campesinos de las montañas aprendieron el oficio de la pesca y en los diez años que permanecieron allí lograron domar la salvaje naturaleza.

Con el tiempo la guerra en el país terminó y la nostalgia que nunca se había apagado se avivó con el deseo del regreso a un país que los más mayores añoraban pero los más pequeños desconocían. Pero la vuelta tampoco iba a ser fácil. Primero tocó pelear  y reivindicar el derecho al retorno con una marcha durísima a través de la selva. Una vez logrado esto y ya en la tierra que les había visto marchar hacía más de diez años, se encontraron en medio de un gran secarral en el que los pocos arbustos que lograban sobrevivir apenas asomaban bajo una gruesa capa de polvo y tierra.  “El mar no está lejos”, les dijeron para que se animaran, “solo a media hora caminando”.

Aquellos campesinos reciclados como pescadores, gentes recias, duras, volvieron a poner manos a la obra y construyeron un nuevo hogar.  Abrieron las entrañas de aquellas tierras secas hasta encontrar agua y empezaron a pelear con las tierras salvajes que finalmente lograron domesticar y convertir en terrenos cultivables...

Por aquella época llegamos nosotras, cargadas de ilusiones y creyendo que podíamos aportar grandes cosas a la comunidad. No tardamos en darnos cuenta de nuestro error y en aquellas “pláticas” fuimos creciendo como personas, descubriendo la humanidad de quienes más han sufrido, la solidaridad de quienes más han perdido, la generosidad de quienes menos tienen…

Este ha sido mi único pero estrecho contacto con refugiados. Aquella comunidad se encontraba en Usulután, El Salvador, Centroamérica y se llamaba Ciudad Romero en honor al obispo asesinado y recientemente declarado santo.

Pero, ¿qué relación tiene esto con Siria y con la actual crisis de refugiados que estamos viviendo en Europa?

Hace algunas semanas, Manu Velasco me escribió para hablarme de la iniciativa Maestros con los niños de Siria y aquella conversación que mantuvimos en twitter me removió porque sacó a flote este experiencia de vida que tenía guardada en mi corazón.

A pesar de que le dije a Manu que iba a enviar algo para el blog, el tiempo ha pasado y las palabras no acuden a mí. Varias veces he hecho el intento de escribir sobre el dolor que provoca en mi ver las imágenes de todas esas personas que huyen del terror de la guerra para encontrarse con el horror de la insolidaridad en una Europa por la que transitan sin rumbo, pero el silencio se ha apoderado de mis tripas. Estas fotografías que denuncian la miseria de algo que está sucediendo a no tantos kilómetros de mi sofá, al tiempo que me hieren, bloquean todos mis intentos de contar algo sobre una angustia que solo conozco desde la distancia… Por eso sólo he sido capaz de escribir sobre aquellos refugiados a los que tuve la suerte de conocer y con quienes compartí varios años de mi vida… por respeto a tanta familia destrozada, por solidaridad con quienes no logran escapar del horror.

Algunos habréis visto dos imágenes que bajo el hashtag #SiriaGritaPaz he publicado en las redes con motivo del Día de la Paz. Es a lo máximo que he podido llegar.

viernes, 29 de enero de 2016

#SiriaGritaPaz, un proyecto colaborativo en 1º Eso

Hola, me llamo Ramón Besonías; soy profesor de Lengua y Sociales de un grupo de 1º Eso en el IES San José de Badajoz, un centro ubicado en un barrio obrero. Mis alumnos se han unido al #EDUmaridaje de @SolidaryTeacher #SiriaGritaPaz y durante un par de semanas han estado investigando acerca de la guerra en Siria y la situación de los niños que viven allí y de los millones de desplazados.

La primera tarea: hacer grupos de dos (es la combinación más práctica en esta clase) y cada uno se encarga de una cosa:

¿Dónde está Siria? Localizamos el país y sus fronteras en el Maps, vemos la distancia de España. Lo dibujamos y buscamos la ficha del país: idioma, religión, bandera, historia,...

- ¿Qué ha pasado allí? Buscamos titulares, noticias breves sobre sucesos recientes de Siria. Respondemos a preguntas como qué es una guerra civil.

- ¿Qué es un refugiado? ¿En qué se diferencia de un inmigrante, un emigrante y un turista? Busca la definición en el diccionario, crea la tuya propia.

- ¿Cómo crees que vive un niño en Siria? Contrástalo con tu vida aquí, en España. Recordamos los derechos humanos, especialmente el de los niños: salud, educación, casa, asilo, ocio...
Primer problema: no hay WiFi y los portátiles no van; tiramos del ordenador del profesor para buscar la información. En casa, imposible; no tienen WiFi y en el móvil tienen pocos megas. En fin, los fallos tecnológicos ralentizan el proceso. No nos amedrentamos y seguimos. Es importante fomentar en los alumnos que un trabajo hay que terminarlo y hacerlo bien.
La primera fase consiste en anotar lo que han encontrado. Después toca dibujarlo en folios que después incluiremos en un mural colectivo. ¿Por qué no dibujarlo directamente? Porque me interesa también que revisen su ortografía, que cuiden la letra, que se hagan entender. Se lo revisan entre ellos y cuando creen que está perfecto lo añaden al mural.

Una vez terminado el mural deben explicarlo. Reúnen datos y de dos en dos exponen oralmente lo aprendido. También hacen preguntas a sus compañeros y responden si el grupo no sabe la respuesta. La idea es ir fijando los contenidos. Primero descubriéndolos por ellos mismos de forma creativa y en grupo, después verbalizando su aprendizaje. Exponemos en el pasillo el mural colectivo. Es importante visualizar el trabajo bien hecho, sentirnos a gusto con nuestro trabajo.

Lo siguiente será hacerlo por escrito. Realizan una prueba sencilla con 10 preguntas breves. No se trata tanto de un examen al uso cuanto un ejercicio de atención. Por ejemplo, ¿te acuerdas de qué colores es la bandera de Siria?, ¿qué es un refugiado? Lo mismo que debatimos en clase al día siguiente lo expresamos en papel. 
El ejercicio incluía ilustrar cómo crees que es la vida de un refugiado. Comparto los dibujos de los alumnos aquí.



El día siguiente respondemos las preguntas del ejercicio anterior y preparamos la última tarea del proyecto: contar todo lo aprendido en la radio del centro. Para esta actividad tenemos la suerte de contar con una profesora que nos cuenta su experiencia en Siria un año antes de la guerra. Comparto el podcast:

Ahora toca escuchar el audio, comentarlo y como colofón enseñar a otros niños lo aprendido. Buscaremos un grupo del centro o del colegio del barrio para ir a exponer nuestro trabajo. Con esta actividad -aún no la hemos completado- cubrimos los objetivos del proyecto: aprender a aprender, hacerlo de forma práctica y colaborativa, usando diferentes métodos de evaluación y trabajo y poniendo al servicio de otros lo aprendido.

#SiriaGritaPaz Historia de un hashtag solidario

#SiriaGritaPaz es un hashtag solidario que pide vuestra colaboración para gritar al mundo que 
QUEREMOS LA PAZ EN SIRIA

Durante estas últimas semanas, en el IES Nazarí de Salobreña hemos trabajado valores como la cooperación, la solidaridad, la empatía y otros tantos que mucho tienen que ver con el Día de la Paz que celebramos hoy. 
En Siria no hay paz, miles de niños viven en situaciones de conflicto, hambre, desplazamientos, bombardeos... La mayor parte de ellos se queda, pero otros muchos tratan de huir a un mundo sin la amenaza de la muerte. 
Imagen realizada por @garbinelarralde
Hemos querido aportar nuestro granito de arena para que las personas de este país se solidaricen con estos niños y sus familias. Para crear conciencia sobre algo que está pasando en nuestros días, algo a lo que no podemos dar la espalda porque somos responsables directos o indirectos de esta guerra. 

Durante estos días hemos conocido Siria, dónde está, qué países tiene como vecinos, por qué está en guerra, a dónde van los refugiados y qué problemas tienen en esos países. 

El blog solidario Maestros con los Niños de Siria ha sido una herramienta fundamental para trabajar todos estos conceptos con nuestros niños, leyendo y analizando sus entradas y viendo la finalidad que persigue.

Por todo ello quisimos contribuir a conseguir que las personas se conciencien y decidimos crear un hashtag llamado #SiriaGritaPaz para que en este día todas las personas que quieran lancen su grito de ayuda a Siria, su demanda, su queja, su ruego. 


Un hashtag para la esperanza que llegue muy lejos y que consiga que las políticas internacionales sean más flexibles y apoyen y ayuden a estos niños y sus familias en su éxodo de la muerte. 
Y como quisimos que nuestro mensaje llegase muy lejos, y a todas las personas, decidimos hacer un vídeo sobre la canción "Tu enemigo" de Pablo López, que tan bien expresa lo que sienten las personas que deambulan de una tierra a otra como refugiados. Además decidimos grabarlo en lengua de signos para alcanzar a todos los públicos.

También pensamos que podríamos usar la técnica de Visual Thinking para hacer llegar los conceptos que queríamos transmitir en un lenguaje más universal, el del pensamiento visual. Y profes y alumnos nos pusimos a dibujar. Porque ya sabéis aquello de No me cuentes Historias #dibújamelas y decidimos también publicar otra entrada en este espléndido blog.

Tu enemigo

Bajo la sombra gris de otra montaña, 
Bebiendo sin permiso de otro río, 
Alimentando al monstruo de la rabia, 
Tu enemigo. 

Mar. Alumna 1º ESO
Que viene a tu país a profanarte, 
Que pisa la ciudad sin tu permiso, 
Que sacará tus cosas a la calle, 
Tu enemigo. 

Si estos idiotas supieran, 
Que yo soy el hombre más rico del mundo así, 
Viviendo de tus abrazos. 
Olvidaron, que el hombre no es más que un hombre, 
Que tus manos son mi bandera, 
Y que tengo de frontera una canción. 
Mónica. Profe
No me preguntes para que he venido, 
Pregúntate mejor cómo has llegado, 
Puede que seas el hijo de algún hijo de un esclavo. 

Ven y háblale de frente a tu enemigo, 
Culpable del amor, trabajo y tierra, 
Culpable de vivir en el camino, 
Por tu guerra. 

Si estos idiotas supieran, 
Que yo soy el hombre más rico del mundo así, 
Viviendo de tus abrazos. 
Olvidaron, que el hombre no es más que un hombre, 
Que tus manos son mi bandera, 
Que tengo de frontera una canción. 
Antonio Márquez. Profe
Si estos idiotas supieran, 
Que yo soy el hombre más rico del mundo así, 
Viviendo de tus abrazos. 
Olvidaron, que el hombre no es más que un hombre, 
Que tus manos son mi bandera, 
Que tengo de frontera una canción. 

Una canción. 
Una canción.

Después de todo el proceso decidimos hacer varias tertulias para el Proyecto "Tertulias Con Sabor a Chocolate" para que nuestros alumnos y profes nos contasen cómo fue todo el trabajo, qué aprendieron, cómo se sintieron. Tertulias donde expresar de forma oral sus sentimientos, sus vivencias y sus frustraciones en cuanto al tema de los niños refugiados. Pero también tertulias para contar la maravillosa experiencia de trabajar para la ayuda, la solidaridad y la cooperación.

A las tertulias puedes acceder en el enlace que os hemos dejado, pero hemos querido incluir en este blog la tertulia realizada por Ilaf, una chica Siria del IES Nazarí.

Primera Tertulia: Ilaf nos cuenta en Sirio su experiencia.


Ilaf es una chica de secundaria llegada de Siria, escapando de la guerra. Ella es muy tímida, se le ve en sus ojos cierta melancolía, tristeza y descontrol. No habla apenas español, pero lo comprende bien. Nos responde en sirio, y aunque no tenemos traductor, el lenguaje del corazón no necesita traducción.

Desde el IES Nazarí queremos agradecer la participación de todos los alumnos y profesores para que este trabajo se haya podido hacer una realidad. Publicaremos en Twitter el storify con todas las aportaciones que nos lleguen a nuestro hashtag solidario.

También queremos agradecer la participación de todos los que decidan gritar Paz para Siria.

Por último a todos los responsables de los tres blogs que han colaborado en la difusión de nuestra propuesta de trabajo
SIRIA GRITA PAZ
SORIA AM TSIH
y tú, ¿qué gritas?