Mostrando entradas con la etiqueta Cuentos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuentos. Mostrar todas las entradas

viernes, 18 de marzo de 2016

El rapto de Europa

Cuenta la mitología griega que en la ciudad mediterránea de Tiro nació la mujer más bella que jamás pisó la tierra: Europa. Su padre, el rey Agenor, quiso protegerla hasta encontrarle un verdadero príncipe azul. Europa solo tenía permitido relacionarse con mujeres. Ningún hombre podía acercarse a la chica. Ni siquiera contemplarla desde lejos. Pero nada escapaba al escrutinio de los dioses.

Europa llamó la atención del gran Zeus. Quizá era su belleza, o su inocencia, o la prohibición de Agenor… El caso es que Zeus se encaprichó de la muchacha y estaba decidido a hacerla suya. Con tal propósito urdió su plan.

Una mañana apareció en el campo un precioso toro blanco. Era manso y su pelo aterciopelado invitaba a acariciarlo. Europa paseaba por el campo cuando se cruzó en su camino el curioso animal. Atrevida como era, rápidamente mostró simpatía por el toro. No podía imaginar que era el mismísimo Zeus, trasmutado para que el padre de la chica no acechara. Ciego de lívido por las carantoñas de Europa, el toro atrapó a la joven mujer y corrió con ella. No paró hasta llegar a Creta, donde la mantuvo cautiva y dio a luz tres hijos.

¿Quién podría pensar que en el año 2016 el mito de Europa se iba a convertir en realidad? No es una chica guapa. Nuestra Europa es un sueño sobre el que empezamos a construir un futuro común allá por los noventa. Convivencia, solidaridad o paz son algunas de las palabras que definían ese bello ideal. Una ilusión raptada por el Zeus moderno, que dista poco del dios griego. Ambos se definen por una carencia de humanidad, por la indolencia ante el sufrimiento ajeno. Jamás baja de su pedestal. Nunca cede privilegios, ¿reconoces estos rasgos? Eso sí, todo se hace desde la diplomacia sutil del toro blanco... Y también hoy son las islas griegas las que evidencian a golpe de naufragio que Europa, la que soñamos tan bella, ya no está.

jueves, 14 de enero de 2016

¿Cuánto pesa una lágrima?

- ¿Cuánto pesa una lágrima?.
- Depende. La de un niño caprichoso
pesa menos que el viento,
pero la de un niño hambriento
más que toda la tierra.

Gianni Rodari (Cuentos por teléfono, 1962)

Correspondencias

Querido H.:

Te escribo una vez llegados a destino. No sé cómo te haremos llegar estas líneas, la verdad. Mamá dice que yo escriba, que ella ya se encargará de hacértelas llegar, pero tengo mis dudas. Quién sabe si tendrás manera de leerlas... El viaje ha sido duro y agotador. Hemos pasado mucho frío y calamidades hasta llegar aquí. Ante las noticias del recrudecimiento de los ataques decidimos salir dejándolo todo atrás. Ya sabes que hace meses que no sabemos nada de papá. Quién sabe, quizá alguien en el campo tenga alguna información sobre él…
Autor: John Stanmeyer; Fuente: National Geographic
Mamá dice que ahora que hemos llegado todo empezará a mejorar, pero yo no estoy tan seguro. No entendemos a los oficiales que custodian el campo y de momento no tenemos tienda donde refugiarnos. Hemos visto a mucha gente pasarlo mal durante el viaje, muchos han quedado en el camino. No sé qué será de nosotros.

En el campo hay muchos chicos y chicas de mi edad. También hay muchos niños más pequeños. Cuando les veo correr alrededor de las vallas me acuerdo mucho de ti, de nosotros, de cuando corríamos despreocupados tras la pelota por las calles del pueblo. Tengo la sensación de que ha pasado mucho más tiempo del real, como si los días, las semanas del viaje, me hubieran hecho crecer y madurar más rápido de lo normal.
Autor: John Stanmeyer; Fuente: National Geographic
Llevo todo el día a M. pegado a mis pies. A veces le animo a que vaya a jugar con el resto de críos pero ya sabes cómo es. Me entristece mucho ver a mi hermano pequeño tan apagado y asustado. Me pregunto cómo le afectará todo esto que estamos viviendo, cómo le condicionará en el futuro... Espero que pronto podamos salir de aquí e ir a vivir a nuestra propia casa hasta que podamos volver a S. Sé que no será fácil, pero ésa es nuestra ilusión.

Mientras tanto intentamos ayudar en todo lo que podemos. J. y H., dos chicas un poco mayores que yo, junto con M., una maestra jubilada, han creado una especie de “escuelita” para trabajar con los más pequeños. Además, han empezado a confeccionar una pequeña revista donde escriben sobre el día a día del campo. Creo que les echaré una mano en lo que pueda. Será una manera de contribuir a romper este aislamiento en el que vivimos y que muchas veces recuerda a una prisión.
Autor: John Stanmeyer; Fuente: National Geographic
Se comenta en el campo que parte de la población local no está demasiado contenta con nuestra estancia aquí. Se dice en los medios conservadores que entre las familias de refugiados que llegamos se ocultan “fugitivos, desertores e indeseables”. Yo no dudo que habrá de todo, pero lo que yo veo entre los ocupantes del campo es, sobre todo, miedo. Miedo y mucha incertidumbre incertidumbre. En cualquier caso, muchas familias se han acercado al campo a donar alimentos y a mostrarnos su apoyo.

En fin, ésta es nuestra situación. Me despido esperando poder escribirte con nuevas noticias o, mejor aún, deseando poder contártelas en persona después de darte un fuerte abrazo. Dale muchos recuerdos a tu familia y, sobre todo, cuídate mucho.

Un abrazo.

M.A.

Bram, Francia
1939

NOTA: Esta es una carta ficticia que, limitaciones literarias de su autor al margen, pudiera ser perfectamente real. Es más, con alguna pequeña modificación, se trata de un texto que podría escribir hoy en día cualquier adolescente en cualquiera de los campos de refugiados que pueblan el continente europeo. Tenemos la memoria muy corta y parece que nos esforcemos por olvidar que hace muy poco nosotros fuimos los refugiados, que muchos de nuestros familiares fueron quienes se vieron obligados a dejarlo todo para salvar sus vidas. Algunos de los elementos de la carta son bien reales, como la revista “Exilio” creada en el campo de Bram (Francia) en 1939 por Cesáreo Borque Echevarría para distraerse (y distraer) a los internos o como la presión que determinados medios de comunicación franceses - que no gran parte de la población civil - ejercieron sobre los exiliados republicanos españoles (1). Presión que, por otra parte, me recuerda mucho a determinadas proclamas incendiarias presentes en los medios de comunicación actuales en relación a la llegada de refugiados a Europa. En fin, tengamos, pues, bien presente la memoria y, sobre todo, tengamos bien presentes a los NIÑOS.

(1) La calificación de “fugitivos, desertores e indeseables” mencionada en la carta es, de hecho, bien real. Véase, Salgas-Candoret, Emmanuelle; “Une population face à l’exil espagnol. Le cas des Pyrénées-Orientales (janvier-septembre 1939)” en Exils et migration. Italiens et espagnols en France. 1938-1946, Milza, Pierre et Peschanschi, Denis (coord.), Éditions L’Harmattan, Paris, 1994, pp. 315-316

Ramón Paraíso Gallardo
@monparaiso

martes, 12 de enero de 2016

El abrazo de Sherezade

Tengo una especie de secreto personal que ahora comparto.

Cuando comenzó la guerra en Siria acababa de estar, recientemente, en ese país cargado de historia, casi leyenda. Compré en una tiendita un jabón de Alepo, famoso por su receta artesanal de más de 2.000 años. Me prometí estrenarlo cuando todo esto terminara, como celebración. Aún sigue en el cajón. Mucho más tiempo del que yo esperaba y verlo me produce dolor.

Sé que esto que comparto es una banalidad, pero cuando la realidad de sobrepasa y te faltan las palabras, pueden aparecer hasta las supersticiones.

Pero es verdad que “ver” las cosas, las hace cercanas, te las vuelve presentes, por eso el proyecto Maestros con los niños de Siria quiere “ver” y no guardar en el cajón del recuerdo la imagen de Aylan y tantos otros niños.

Me gustaría, cual Sherezade, que cuando alguien consiga salvar a alguno de estos niños, lo abrazara y le contara un cuento de Las Mil y una Noches, que le recordara su tierra en paz, que no terminara nunca, que lo alejara de la terrible verdad que los rodea.

Y a los niños de aquí, a los nuestros, les contaría este otro cuento:

Érase una vez, una familia de ardillas que vivía en el bosque. Al llegar el invierno, los papás ardillas estaban muy contentos porque tenían todo listo para pasar el invierno, mucha comida y ramas para sus hijos. Pero una noche, Papá Ardilla escuchó un fuerte ruido. Se asomó a su hueco del árbol y vio que el bosque estaba amenazado por una gran máquina que talaba todos los árboles dejando sin casa al resto de animales, que corrían aterrados tratando de salvar a sus hijitos.

Papá Ardilla cerró la puerta, no quería que sus hijos se asustaran. Pero el ruido era tan grande que Mamá Ardilla le preguntó:
-    ¿Qué pasa afuera? 
   No te preocupes, sigue durmiendo. Nuestro árbol es el más grande y fuerte del bosque y no va a         pasarnos nada.

Pero Mamá Ardilla no podía quedarse tranquila sabiendo que sus vecinos tenían dificultades y le dijo:
-    Debemos ayudar a nuestros vecinos. Tenemos espacio y comida para compartir con los que más lo    necesitan ¿Para qué vamos a guardar tanto, mientras ellos pierden a sus familias por no tener nada?

Papá Ardilla miró a sus retoños durmiendo calentitos y corrió a ayudarles. Al momento, el inmenso roble estaba lleno de animalitos felices de refugiarse en él. El calor de todos hizo que se derritiera la nieve acumulada en las ramas y se llenara de flores, ¡primavera en mitad del invierno! Y todos, durmieron abrazados esperando la llegada del buen tiempo.

Abracemos a los niños sirios, como si fueran propios. Tal como me gustaría que hubiera unos brazos lejanos para abrazar a mis hijos, si fuera el caso.

Elena Rodríguez @iElenaR

Audio-cuento en QR: ¿Han venido los Reyes Magos?

Me llamo Pilar Soro, este es mi primer post en este proyecto.

Soy maestra de primaria en una escuela pública en Cunit, Tarragona, España. Descubro este proyecto solidario gracias a Twitter, mi universidad 2.0 y a Manu Velasco.

Me emocionó el primer post que leí, de José Blas García @jblasgarcia.

Le puse audio para que forme parte de la audio-biblioteca de la escuela, situada en el aula y en los pasillos de la escuela. Para que con la tablet del aula  podamos aprender  escuchando este bonito y triste cuento.

Más abajo les dejo el documento para descargar, por  si se animan a hacer lo mismo o cualquier otra cosa que se les ocurra.

Podrán leer el código QR con un smartphone o tableta, con una aplicación de lectura de QR que podrán encontrar gratuitamente en las librerías de aplicaciones.

Iremos aportando más audio-cuentos solidarios, tanto  mis alumnos como yo.

Muchas gracias por permitirme participar en este proyecto para las niñas y niños de Siria.

Pilar Soro @pilara



lunes, 11 de enero de 2016

Perfectamente real

Algo completamente inverosímil pero perfectamente real.
En un planeta agitado por una corriente cálida que removía los colores del climatógrafo y los equilibrios del climaterio, una niña trasnochaba debajo de la manta. A veces sentía calor, a veces frío. 
Hacía tiempo que la última de sus amigas había cerrado el chat en su red social. Como no podía dormir, admiraba los efectos del cambio climático sobre la superficie combada del planeta, a través de una aplicación recomendada por la profesora de Ciencias Naturales. Earth: an animated map of global weather conditions.




Podría haberse levantado a describir en una hoja de papel su propuesta de medidas contra el sobrecalentamiento global. Pero habría tenido que encender la luz y, en consecuencia, añadir otra pincelada roja a la imagen sincronizada real-time. Prefirió cerrar los ojos, mientras imaginaba humanos dotados de branquias con las que respirar bajo el nivel creciente de las aguas marinas. Tuvo la extraña certeza de que su pueblo estaba, ahora, debajo del mar. 
Previno mentalmente un encuentro con Bob Esponja y Calamardo en el próximo atolón inundado por la irracionalidad de esos alienígenas, que pueden ver lo que está pasando en cualquier parte de su mundo, pero no pueden intervenir modificando su destino.
En vez de sumergirse, como una selkie sin amarras, en las profundidades de aquel sueño, tocó suelo. Vislumbró las huellas de unos pies parecidos a los suyos sobre el fondo arenoso, un poco lodoso, de la plataforma continental, que debería haberlas borrado y asimilado. 
Volvió a cerrar los ojos durante unos segundos. Cuando los abrió, seguían ahí.
Las huellas se multiplicaron por dos, por diez, por cien. Anunciaban a niñas o niños desde la talla 21 a la 41. Criaturas con los dedos largos o cortos, separados o muy juntos, graves o ligeras, de todos los colores del climatógrafo, muchos años antes del climaterio, hasta que se reunieron en medio de una explanada.
Le miraban con ojos encajados en sus órbitas, rostros de perfiles un poco borrosos y cabello ondeando al ritmo de la corriente, a varias decenas de metros bajo la superficie de un mar agitado. 
Ariadna era muy miedosa. 
Tendría que haber sentido un escalofrío, los pelos de punta, el desmayo. No fue así.
Otra niña de ojos verdes la cogió de la mano, mientras los demás le iban saludando, cada uno a su manera: un guiño, una carantoña, el inicio de un baile, el signo de victoria, una mirada melancólica, gestos amigables y algunos burlones, amenazadores, que se reían cuando cambiaba el paso o se apartaba a un lado.
Escuchaba sus voces en distintas lenguas, la mayoría en árabe, algunas en inglés.
- ابتسامة، أنت في منزلك 
Sonrió. Estaba en su casa.
- Take it easy.
Sí, era fácil.
Le sorprendió entenderlas todas, como si fuera la torre de Babel. Lo pensó mejor: en la plaza de Babel, antes que se construyera la torre, antes que hubiera ejércitos ni fronteras.
- ¿Qué hacéis aquí?
- ¿Tú que crees?
La niña de ojos verdes los tenía ahora negros y sombreados por unas ojeras que hablaban de largas vigilias y jornadas de hambre.
- No sé. ¿Sois zombis?
- Nos ahogamos.
- ¿Nos ahogamos?
- Ya lo sabes. No podemos cruzar el mar en un ferry, ni volar en avión, sin un visado sobre la última página del pasaporte. Nunca nos dejarían entrar por las buenas. Tenemos que intentarlo…
- Y yo, ¿quién soy?
- No sé. Supongo que una djinn.
- ¿Qué es eso?
- الجني
- ¿Pixie?
- Te falla el traductor simultáneo.
- Sí, je, je… A veces me siento distinta al resto, como si estuviera mal programada. Una mujer androide.
“En las tradiciones más antiguas, los genios eran los espíritus de pueblos desaparecidos, que actuaban de noche y se escondían al despuntar el día. Otras tradiciones dicen que son seres de fuego. En todos los casos se trata de seres con características de duendes y otros seres mitológicos elementales de la naturaleza, que pueden, según su talante, atacar o ayudar al ser humano” ("Genio", Wikipedia).
- Un espíritu trasnochador.
- Puede ser… 
- ¿Para qué estoy aquí?
- Para ayudarnos.
Se sentaron en el suelo húmedo y frío de la explanada. Muy cerca de ellas se levantaban tiendas de campaña y sombrajos que ocultaban lo que había detrás. Una brisa gélida de amanecer acarició su piel. Ahora sí que le recorrió un largo escalofrío, desde la planta del pie descalzo hasta la punta del pelo revuelto.
Volvió a ponerse de pie para otear. Descubrió montones de escombros ennegrecidos por el fuego entre hileras de casas de tres o cuatro pisos. Muchas amenazaban ruina. Se apoyaban las unas en las otras en calles estrechas, de modo que la caída de una auguraba el desplome de la siguiente.
- ¿Estáis encerrados? Me recuerda al ghetto de Varsovia.
- Esto es Yarmuk, un campo de refugiados palestinos. Era, antes que lo bombardearan.
-¿Qué me dices?
- Me llamo Shatila. Estás conociendo mi historia. Lo necesitas si quieres ayudarnos y liberarte.
- No tengo que librarme de nada. Estoy soñando bajo la manta de mi cama.
- ¿Seguro?
- Creo que sí.
- Sueñas que vuelves a ser niña. Sueñas que puedes cambiar el mundo.
Cerró los ojos durante unos segundos. Quería despertar.
Cuando volvió a abrirlos, su amiga todavía estaba allí.


domingo, 10 de enero de 2016

¿Fronteras?

La anciana se apoyaba exhausta tratándose de sentar un rato  y dejaba su vista perdida en el infinito de aquel camino de tierra. Imbuida en sus pensamientos no se percató de que una niña de unos siete años se la acercaba, se sentó a su lado y como expulsando su cansancio dio un suspiro, la miró y  dijo: -Te pareces a mi abuela, ella no podía caminar y se quedó… Segundos de silencio, ambas conectaron sus pensamientos. La niña pensó en su abuela, la mujer pensó en sus nietos.  Un silencio roto por una pregunta que hizo aparecer en la anciana una amarga sonrisa y un destello de luz en sus ojos. ¿Te puedo llamar abuela? La mujer miró dentro de los ojos de la niña y  tomándola de la mano  la dijo: - Te voy a mostrar algo, no tengas miedo, cierra tus ojos. Ambas los cerraron muy fuerte  y juntas empezaron a volar. La niña al principio asustada, no se soltaba del regazo de la abuela, pero empezó a sentir el frescor en su cara y poco a poco fue acostumbrándose a esa sensación de flotar.


Mira, le dijo la anciana, el mundo es bello, ¿verdad? Quiero que te fijes en que no hay nada que separe un lugar de otro. Las barreras, fronteras que llaman a los límites de un país, las inventaron los hombres para SEPARAR, se sirvieron de las bellas montañas, de los ríos, de acantilados.

Hace muchos años, muchísimos, la vida era como ahora la nuestra, las personas caminaban hasta encontrar un hogar y asentarse. Cuando llegaban a una aldea la gente que vivía en ellas les acogían y les preguntaban por lo que habían visto, lo que sabían de otros lugares. Les daban comida, cobijo y después partían de nuevo en busca de su lugar. Algunas de las almas errantes decidía quedarse en ese poblado porque sentía que había encontrado su sitio y los demás le despedían y seguían.

Esto ocurría así y los que fueron acogidos cuando encontraban su lugar acogían, pero llegó un día en el que algunos  jefes  de tribus quisieron  ser más fuertes y poderosos que las demás y empezaron a adueñarse de propiedades. Todo lo que antes se trabajaba en común, repartiendo beneficios, se hacía de modo individual y había que pagar al señor a cambio de protección. Surgieron las murallas defensivas sintiendo al de fuera como invasor y enemigo, sea quien fuere.  Estos señores se hicieron cada vez más poderosos, sembrando la miseria y el hambre mientras ellos llenaban los bolsillos. La hospitalidad había que pagarla y la gente humilde trabajaba la tierra para que los señores se dieran buenos festines mientras que a ellos apenas les quedaba un mendrugo de pan que llevarse a la boca. Esto fue hace muchos años y en esa época, a pesar de que había miseria, en las casas de la gente sencilla siempre se encontraba cobijo y repartían lo poco que tenían con el que llegaba en peores condiciones.

La niña la miró  y preguntó: - ¿esos señores siguen siendo poderosos? La abuela sonrió asintiendo:    - ¡claro, siguen ahí!, pero igual que ellos se han multiplicado y son más,  los Nadies, la gente humilde también somos más.

El ruido de pasos las sacó del trance. Una mujer había apoyado su mano en las suyas entrelazadas, debemos continuar las dijo.

La abuela, ayudándose de una rama encontrada en el camino y de la niña, pudo ponerse de nuevo en pie y ambas continuaron su viaje, perdiéndose de vista en el camino polvoriento agitado ya por miles de pies.

Cuando navego por Google Earth me encanta ver  el mundo desde arriba, como si estuviera volando, observar las montañas, las colinas, los valles, los ríos y lagos, las ciudades, los monumentos…
El mundo como un bello lugar donde vivir.


Cuando un niño se lanza a pintar sobre un papel en blanco  mezcla  los colores y lo disfruta. Nadie le dice no te salgas, no te pases de la raya.

El mapa físico, la vista satélite desde Google Earth no tiene fronteras, como el dibujo libre de un niño. Las composiciones más hermosas de color son las espontaneas, sin fronteras ni límites.

sábado, 9 de enero de 2016

Amira, que llegó desde el mar

Cuento de Alba Castilla
Clase de 6º Primaria
MOTRIL

Aún hoy, 3 años después…

… recuerdo su mirada, su penetrante mirada. Eran los ojos del miedo, del pánico diría yo, que emanaban una gran tristeza y sin embargo parecían decir tanto que llegaron al fondo de mi corazón en cuanto la miré.

Parecía tan indefensa, tan frágil y sin embargo había sobrevivido a algo tan terrible. Cuando pienso en todo lo que tuvo que pasar para llegar hasta aquí me estremezco. Fue casi un milagro, un misterio que sobreviviese a aquella situación, pero lo hizo.

Nació muy lejos, en un país dominado por la injusticia, la pobreza y la guerra. Karima, su madre, tuvo claro desde que supo que estaba embarazada que haría lo que fuese para que su hija tuviese otro futuro, una vida distinta, en un lugar diferente en donde poder vivir lejos del hambre y las bombas que habían acabado con la vida de toda su familia.

Ella vivió…

… la crueldad de ir perdiendo a sus hermanos y padres, escondiéndose de las mafias y sin poder seguir estudiando. Las bombas habían destrozado la escuela, y se veían obligados a vivir entre las ruinas de los escasos edificios que quedaban en pie. Por eso para Amira quería otra cosa, y por eso Karima decidió gastar todo lo que tenía en un viaje a Europa. Era todo lo que poseía y sabía que se lo iba a entregar a algún tipo no muy de fiar, pero era la única salida. 
Sabía que sería un viaje difícil, especialmente para su pequeña de apenas un año. Le habían contado que el agua estaría algo fría, que tenían que compartir la poca comida que llevaban y que no había ninguna intimidad... ¡pero nada comparado con lo que se encontró! 
Eran los ojos del miedo, del pánico diría yo…
Reunido el dinero y el valor

… partieron una noche en silencio para no ser vistos. Pero no mucho después empezaron los problemas, algo no iba bien o todo iba muy mal. Hacía frío, la pequeña lloraba y estaba hambrienta. El mar estaba cada vez más agitado, el agua entraba en aquel viejo barco pesquero hasta que acabó hundiéndose. Poco a poco vio caer a las demás personas. Se aferró con todas sus fuerzas a su pequeña e intentó mantenerse viva con ella en alto. Sabía que pronto vendrían a salvarlas, que las personas que veía en botes salvavidas desde la costa, la ayudarían y cuidarían a su pequeña así que sólo tenía que resistir, aguantar hasta que llegasen.

Pasó el tiempo, minutos, horas

… parecía mucho y no aparecían. Karima pedía a las estrellas que veía que llegasen pronto, las fuerzas se le acababan. Al cabo de un buen rato pareció verse a lo lejos unas luces, o ¿eran las estrellas? No, Karima sintió que la luz estaba cerca y con ella el futuro de su hija.

Estaba muy cansada casi sin aliento besó por última vez a su hija y pidió que todo le fuese bien mientras susurraba ”luz, ven y ayúdala”… la sujetó todo lo firme que pudo en sus brazos y así acabó durmiéndose profundamente, un sueño del que ya no despertó y al que se asomó una vez que supo que las luces salvarían a la pequeña….
Pidió que todo le fuese bien mientras susurraba ”luz, ven y ayúdala”…

Así fue como las personas que trabajábamos como voluntarias de salvamento marítimo encontramos a la pequeña. Nada más salir del agua la arropamos, le dimos agua y la trasladamos a aquel hospital de campaña improvisado para que la viesen los médicos. Parecía estar bien, increíblemente bien.

Empezaba ahora
... una nueva vida para la pequeña.

Apenas la mirabas caías rendida a su ternura, a esos ojos que parecían contar lo ocurrido y mostraban su ansia de vivir. ¿Qué sería de ella ahora? Era difícil dejarla ir, pero necesitaba encontrar una familia que la cuidase.

Hoy, Amira
… vive con una familia que la acepta y la quiere tal como es, tras pasar por varias familias de acogida que intentan ayudar a estos niños y niñas que se quedan solos en las costas de cualquier isla, ante la mirada de tanto horror.

Por fin, Amira ha comenzado a ir a una escuela, y sus padres adoptivos no saben si algún día algún familiar la reclamará. Pero mientras,...la cuidan como si fuera una más de sus hijos.

Es increíble el amor y generosidad que reparten tantas personas que ayudan a pequeños o mayores que llegan a estos lugares, poniendo incluso en juego su vida.

Nunca olvidaré esos maravillosos ojos y esa tristeza a la par que ternura que transmitía al mirarme. Ni como miró a las estrellas y rio, quizá contando a su mamá que ya estaba a salvo.

FIN

miércoles, 6 de enero de 2016

¿Han venido los reyes magos?

"...después de  de una gran travesía, venidos de lejanos países , arriban a Europa en este  6 de enero de 2016. Llegan cansados, exhaustos de tan largo viaje. Sus barbas son largas y sus modos de transporte han sido variados. En el último tramo tuvieron que abandonar los medios  clásicos y tomar otros más adecuados para la aventura que están a punto de finalizar"

Hoy es el día 6 de enero. Es el día de los Reyes magos -le explica su madre a  Salma, una niña de 8 años para que se olvide por unos momentos del frío y el miedo que tiene en el campo de refugiados-. Y continúa contándole una larga historia mágica de la cultura europea que habla de unos magos que traen regalos a los niños que se han portado bien. 
 - ¿Yo me he portado bien? - pregunta Salma a reglón seguido-  y se le iluminan las mejillas con un brillo que recuerda a la niña que es.
- Por supuesto, hija mía. Eres la mejor hija del  mundo.

Es ya medio día y Salma se aleja un poco de su madre, aprovechando los minúsculos rayos de sol que hoy lucían en Lesbos. En su cabeza resuena la historia que su madre le ha contado. Caminando con pasitos silenciosos, sus sagaces ojos buscan y rebuscan a este y oeste esperando ver una estrella que le indique la llegada de esos reyes mágicos de los que su madre le había hablado.

Sentada en una gran roca desde la que se ve la playa, cierra sus grandes ojos negros e intenta imaginar los regalos con los que vendrían cargados estos  reyes mágicos de los europeos. En un principio, su sonrisa aguanta firme a la ilusión. Poco a poco se apaga. Su imaginación se desvanece, se queda en blanco de manera súbita...y por más que quiere su cerebro no recupera imágenes de regalos, ni de juguetes,...sólo resuenan gritos y lamentos.


Abre los ojos asustada  de sus propios pensamientos. Por unos instante se queda paralizada,  y con su corazón latiendo a 100 bum bum por minuto,  cuando divisa a lo lejos a varias personas ataviadas con las más bonitas capas doradas que nunca había visto.  También ve que, hasta donde se encontraban estos imaginados magos, llegaba una interminable fila de personas que cargaban en sus brazos  grandes bultos.  -Seguramente son los regalos- pensó Salma.



Su emoción le activa y sale corriendo por todo el campo preguntando a su madre : "Mamá , mamá...¿han venido los magos? ¿han venido los reyes magos?... 

La niña señala con su dedo la escena. La madre observa la imagen de los voluntarios abrazando, protegiendo y transportando a los recién desembarcados y, temblando de dolor y con grandes lágrimas aflorando de sus ojos, atina a responder: 

- Si, hija. sin duda. Siempre que les necesitamos vienen. No llevan ropajes, ni camellos. No son ancianos, ni ricos...Sólo son hombres y mujeres de buena voluntad. Y no vienen cargados de  juguetes....ellos nos ofrecen todo lo que tienen para darnos el regalo más preciado:la vida.


Mientras tanto la televisión continuaba relatando la noticia sobre la última oleada de refugiados que llegaba a las costas europeas.

"...decenas de voluntarios de la Asociación  Humanitaria Médicos Sin Fronteras, han prestado los primeros auxilios a los nuevos refugiados procedentes de Siria, que han llegado a bordo de una lancha neumática. Han distribuido mantas térmicas para paliar al frío  y han transportado en sus brazos emocionados a  gran cantidad de niños que, a duras penas,  han conseguido  atracar  en la costa de  la isla griega de Lesbos". 

Las imágenes han sido extraídas de la cuenta de twitter del periodista y trabajador humanitario Miguel A. Rodríguez  @Marodriguez1971 y del artísta gráfico @pedripol, un par de blogs comprometidos y solidarios.


Jose Blas García @jblasgarcia

lunes, 28 de diciembre de 2015

Entender la situación de los refugiados, ¿un ejercicio de empatía?

Al reflexionar sobre la situación de los refugiados, en especial de los niños, hay una palabra que siempre viene a mi mente: EMPATÍA. Muchas veces no somos conscientes de las situaciones que nos rodean, porque estamos tan centrados en nosotros mismos que olvidamos pensar acerca de lo que sienten los demás.

Si además, estas personas se encuentran a muchos kilómetros de distancia, este ejercicio se convierte en un gran reto. Por lo tanto me pregunto, ¿cómo podemos desarrollar la empatía en nuestros alumnos? ¿Cómo podemos lograr que valoren acciones cotidianas que para ellos son totalmente insignificantes, y que en cambio, para otros son una gran OPORTUNIDAD? Haciéndoles ver que no todo el mundo tiene la misma suerte que ellos, y que por esa razón, debemos aprovechar todas los REGALOS que nos brinda la vida.

Para trabajar el concepto de EMPATÍA con nuestros alumnos podemos realizar varias dinámicas que les ayuden a comprender que no solamente puedo centrarme en mí mismo, y en lo que yo percibo y siento. Sino que tengo que ser capaz de “ponerme en la piel de los demás para SENTIR Y PERCIBIR lo que ellos viven”.

Los libros son una gran herramienta para acercar el concepto de EMPATÍA a los niños.
  1.  “Hilo sin fin” de Mac Barnett e ilustrado por Jon Klassen: Relata la historia de Anabel, una niña que un día encuentra una caja mágica con un hilo sin fin. Gracias a los colores del hilo, transformará el triste pueblo donde vive. Una mágica historia que nos recuerda el poder de la alegría, la empatía, la inocencia de la infancia…
  2. “Por cuatro esquinitas de nada” Magnífica obra de Jerome Ruillier que nos acerca a conceptos tan importantes como la diversidad, la empatía… Unos amigos se encuentran con un problema: uno de ellos no puede pasar por una puerta porque su forma se lo impide. Ante esta situación tenemos dos opciones: ¿cambiar la forma del niño, recortarle las esquinas? O simplemente ver que el problema no está en el niño sino en el entorno.
  3. “El cazo de Lorenzo” Isabelle Carrier. A través de las páginas de este libro, su autora nos acerca a la realidad de cualquier niño diferente, como todos, porque en realidad no hay dos niños iguales. Sus problemas, sus inquietudes, sus cualidades, todos los obstáculos que debe superar en su día a día. 

viernes, 11 de diciembre de 2015

Un nuevo hogar para Totoy - Cuento infantil que trata el tema de los refugiados

Cuento infantil que trata el tema de los refugiados. Incluye fichas de trabajo y juegos. Podéis descargarlo en PDF haciendo clic en la imagen.